Amor, que a nadie amado amar perdona, me prendió con su placer tan fuerte, que, como ves, aún no me abandona.
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Amor, que a nadie amado amar perdona, me prendió con su placer tan fuerte, que, como ves, aún no me abandona.
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Y como aquel que con aliento fatigado, salido del mar peligroso a la orilla, se vuelve hacia el agua peligrosa y la contempla.
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¡Ay, cuánto es difícil decir lo que era, esta selva salvaje, áspera y fuerte, que en el pensamiento renueva el miedo!
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¡Oh, imaginación, que a veces nos roba tanto hacia afuera que uno no se da cuenta porque otros sentidos están ofuscados!
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Y como los estorninos llevan las alas, en el tiempo frío, en una bandada larga y llena, así ese soplo lleva a los espíritus malignos.
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Y yo: 'Maestro, ¿qué es tan grave, que los hace lamentar tan fuerte?'.
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Ya estaban en el lugar donde se oía el estruendo del agua que caía en el otro círculo, similar al zumbido que hacen las colmenas.
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Una tan larga hilera de gente, vi, que de venir a igualar parecía innumerable.
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Si no hay otra vida, ¿por qué no dedicarle a esta la mayor parte del corazón?
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Más allá de la esfera, que más largamente gira, pasa el suspiro que sale de mi corazón.
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