Dame mi manto, colócame la corona; tengo anhelos inmortales en mí.
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Dame mi manto, colócame la corona; tengo anhelos inmortales en mí.
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¡Oh, si hubiera seguido las artes!
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No aman aquellos que no muestran su amor.
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Los ricos regalos se vuelven pobres cuando los donantes se muestran crueles.
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Debo ser cruel solo para ser amable; así comienza lo malo, y lo peor queda por venir.
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Algunos Cupidos matan con flechas, otros con trampas.
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Es un padre sabio el que conoce a su propio hijo.
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El gusano más pequeño se revuelve cuando es pisoteado.
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¡Oh, cuidado, mi señor, con los celos; es el monstruo de ojos verdes que se burla de la carne de la que se alimenta.
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¡Qué más mordiente que los dientes de una serpiente es tener un hijo desagradecido!
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